Alguien ha abandonado la vida.
Su crítica, mofa reflejada,
obsesiona la metamorfosis
y asesina la compañía.
Se envuelven el rechazo y el amor,
sus imitaciones secundarias
que aseguran un fin placentero;
nombre de su caos repentino.
En el miedo se estudian:
su inocencia es una herida
de endeble malicia,
abierta en la decepción.
Huye ignorando su principio.
Temeroso, con cuidado,
se aproxima,
levantando su último individuo,
se rechaza.
Entre cada corriente del abismo,
perdido en caídas ajenas,
recuerda un miedo cardinal,
un susurro de fuego,
sombras
y reflejos.