Las hazañas del hombre engendran mis motivos,
su tiempo es vínculo perfecto de la somática fortuna.
Ocupo la excepción y en ella aprendo:
por ello susurro, por ello sé que pierdo los objetos que ella abandona.
Me evoca y yo escribo para entenderlo.
Mi tinta asumida ordena los encuentros, generados y falsos.
Soy creador de medidas etéreas,
ellas recuerdan en mi lugar una figura obscura,
usurpando el vano conjunto de letras,
pero el susurro huye y mi mano ofusca.
La inspiración danza con rapidez en el vacío,
el tiempo roza el equívoco plural de la necesidad,
bastan hermosas sombras para reducir el vértigo femenino;
vértigo paralelo que destroza rostros egoístas.
Ya no habito el tiempo complejo,
el recuerdo me confunde y violenta su figura.
Mi porvenir la ignora en todos los tiempos.